lunes, 6 de abril de 2015

Efímero

Nunca había estado en un lugar como este ni en una situación como esta. Escucho susurros de voces cortadas, sollozos asfixiantes y un gotear interminable. Todo aquí es frío, como un polo norte dentro de una pequeña sala. Estoy rodeado y a la vez solo. Mis pensamientos son más fuertes que los murmullos y en mi cabeza hay una voz que me pide a gritos asimilar la situación. Divago en las paredes cremas con una textura peculiar que le da un toque especial a este sitio. Evito hacer contacto visual con la gente para no intoxicarme de esto. Me acerco lentamente a ti, estás envuelta en pétalos, tan bella como siempre. Te observo detrás del cristal mientras vienen a mi mente todo lo que vivimos.

Aquella infancia hermosa en casa de la abuela. Ese recuerdo que nuestra mente hizo eterno. Escondernos en la sábanas y después correr por toda la sala como pequeños caballos salvajes. Crecimos casi a la par, aunque tú siempre fuiste tan vivaz. Tal vez nunca lo dije, pero te admiraba, admiraba tu valentía, el cómo enfrentabas al mundo sin miedo a nada. Yo era mayor que tú, pero indudablemente tú viviste mucho más.

Te sigo observando esperando ver el brillo de tus ojos, el movimiento de tus labios, el serpentear de tu cabello. Básicamente espero un milagro. No soy bueno para las despedidas, así que me iré en silencio sin decir un sola palabra, aunque si pudieras escuchar mis pensamientos, tal vez te darías cuenta de lo mucho que te quiero. Me estoy alejando de ti. No te preocupes, guardé una fotografía en mi mente para no perderte. Veo a quienes te quieren y un escalofrío recorre mi cuerpo una, dos, tres veces como una descarga eléctrica. Un poco de tristeza se convierte en sonrisas, debe ser la deshidratación. En este momento sigo creyéndome fuerte como el acero, aunque te juro que con un simple abrazo me quiebro más rápido que un carrizo.

Ahora quiero regresar y darte las gracias por haberme apoyado aquella mala temporada de mi vida. Y es gracioso ver cómo el ser humano nunca dice lo que realmente siente hasta que ya es tarde. Debí de haberte aprendido un poco más, tú nunca callaste nada. Creo que todos los días se aprende algo nuevo. Y lo que a veces parece un final, puede llegar a ser un nuevo comienzo. A fin de cuentas, somos tan efímeros como el tiempo. Te quiero.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario