jueves, 30 de abril de 2015

Feliz Día del Niño

Son estas fechas en las que te das cuenta que los años no han pasado en vano, que has crecido y tal vez no eres la persona que esperabas ser cuando tenía 12 años.
Estamos en constante evolución y movimiento, todo lo que ayer fuimos probablemente no sea todo lo que hoy somos, pero con base en ello fuimos modificando nuestro comportamiento hasta llegar al punto en donde ahora nos encontramos.
Tal vez hoy nos miremos al espejo y recordemos cómo nos veíamos a los 8, 10 o 12 años, cuando la vida era más fácil y todo giraba al rededor de nosotros —o eso creíamos— sin preocupaciones ni decepciones. Hoy la vida nos ha colmado de problemas y nos hemos olvidado tal vez de aquella bella época en la que nada nos importaba más que jugar y divertirnos. Mientras pensamos en esto, tal vez surja la pregunta, ¿soy la persona que esperaba ser cuándo era pequeño? Puede que la respuesta sea un sí —y si es así, felicidades— o puede ser un no. Si no somos la persona que esperábamos ser, puede deberse a que hubo algo que cambio, algo que dejamos de seguir, ese algo que mientras crecimos perdimos de vista. Pero más importante que eso, hay que saber que sin lograr aquello que queríamos, pudimos alcanzar una meta que intrínsecamente siempre anhelamos cumplir al crecer: ser felices.

martes, 21 de abril de 2015

Hola, mi nombre es Juan

Hola, ¿estás bien? Vi que llorabas.
¿Ese que salió era tu novio?
Oh ya veo, terminaron. ¿Llevaban mucho tiempo juntos?
Un año es mucho tiempo. Por cierto, mi nombre es Juan.
El gusto es mío, Renata. ¿No quieres ir por un café?
No, no tengo novia, vine solo. Bueno, no tan solo, con unos amigos.

Me encantó platicar contigo, tal vez podríamos vernos otra vez.
Claro, el próximo sábado está bien.
Espera, deja lo apunto. Nueve, nueve, ocho, dos, cinco, cuatro, seis, cinco, cuatro, cuatro. Okay, yo te mando un mensaje, descansa.

“Hola Renata, soy Juan, el de la fiesta, ¿me recuerdas?"
“Jajajaja sí, el que te vio llorar, ese mismo."
“Entonces, ¿este sábado?"
“Claro, por mí no hay problema, me mandas tu ubicación y ahí estaré."

“Ya estoy afuera de tu casa."

Hola, te ves hermosa.
No, no me perdí. Bueno, tal vez un poco, es que las calles son confusas.
Entonces, ¿cuál es el plan?
Claro que me gusta bailar, ¿a quién no?
Pues vamos.

Esa canción me gusta.
Guau, tenemos gustos muy parecidos. ¿Qué más te gusta?
Igual a mí me gusta Chichi Peralta, digo a quién no.
¿Quieres bailar?

Perdón si te piso los pies.
Gracias, aunque me muevo como renacuajo.
Jajajajaja eres muy divertida.
Sé que esto suena muy raro, pero quiero bes...

Fue una buena noche la de hoy.
Claro, la próxima semana tampoco haré nada.
Sí, yo te mando un mensaje.

“¿Hoy cine? ¿O no te aferras?"
“Va, en 20 minutos paso por ti."

¿Quieres ver La Cenicienta?
Bueno, pues compraré los boletos, te veo en dulcería.

¿Quién era él?
Ah, un amigo. Okay, vamos, ya va a comezar la función.

Me gustó la película.
Ya sé, me refiero a las partes que medio veía cuando no te estaba besando jajaja.
Yo igual quedé repleto de palomitas y refresco.
Okay, voy al baño y ahorita te llevo a casa.

Buenas noches, descansa.
Sí, yo igual te quiero y mucho.

“¿Algún plan para este sábado?"
“No te preocupes, lo entiendo, las bodas son eventos importantes."
“¿En serio quieres que vaya contigo?"
“Pues ahí estaré. Descansa."
“Te quiero más."
“No yo más."
“Yo mucho más que eso.”
“De aquí hasta las estrellas."
“Te lo puedo jurar."
“Ya te dije que yo más."
“No, yo más."
“Yo más."
...

Te ves preciosa, el rojo resalta tu cabello.
Gracias, es el mismo traje que usé en mi graduación jajaja.
Pues vamos.

Estoy nervioso, no conozco a nadie.
Okay, tú saludas primero, yo después.
Mucho gusto.
Mucho gusto, un placer.
Mucho gusto, Juan, para servirle.
Un gusto.
Igualmente.
...

Nos tocó una buena mesa, cerca de la pista, del bar y del pastel.
Sí, es muy lindo el lugar.
Okay, ahorita te consigo tu trago.

Perdón por la tardanza, había mucha gente. ¿Estabas llorando?
¿Segura?
Está bien, tranquila, te creo.

¿Has pensado alguna vez en casarte?
¿Depende de qué?
Tal vez ya lo encontraste y no lo has notado.
¿Dónde vas, Renata? No me dejes aquí.

“Hola Renata, no sé si dije algo malo en la boda, pero perdón. Te perdí el rastro, te fuiste y no regresaste, tuve que volver solo a casa."

“Sé que te dejé un mensaje ayer, pero no me contestaste y en serio me siento mal."

“Ya ha pasado una semana y no sé nada de ti, ¿estás bien? Te extraño. Sé que suena raro y no es algo que diga a menudo, pero creo que me enamoré de ti. Hay algo en ti que me vuelve loco, deben ser tus pláticas, o la espontaneidad con la que me bromeas. Tal vez podrían ser tus pasos de baile, o tu hermoso cabello azabache. Contéstame, por favor."

“Hola, ¿cómo estás?”
“Igual bien, un poco preocupado por ti."
“No te preocupes, ¿me dirás qué ha pasado?"
“Claro, te veo en el café al que fuimos después de la fiesta, ¿recuerdas?"
“Está bien, ahí te veo."

Hola.
No te preocupes, llegué hace poco.
¿Llegaste en taxi?
Oh ya veo, ¿Quién te trajo?
¿Dani? ¿Quién es Dani?
Bueno, pues comienza a hablar, no entiendo nada.
O sea, ¿regresaste con tu ex?
No, no te preocupes, no necesito más explicaciones.
No, perdóname, no puedo ser tu amigo.
¿Cómo que qué va a pasar con nosotros? Ya no hay nosotros.
, te entiendo, en cuestiones de amor cada quien elige a su propio verdugo.
Lo , ese es el problema, no me ilusionaste, me ilusioné yo solo, por eso tengo que irme.
, igual. Adiós.

Yo no quería venir a está estúpida fiesta.
Ya que la tengo que olvidar, pero no quiero.
Espera, esa chica está llorando.

¿Estás bien?
Oh ya veo, lo viste con otra. No te preocupes, hay muchos hombres que darían todo por ti.
Estoy más que seguro, jajaja. Por cierto, mi nombre es Juan.
El gusto es mío, Karla. ¿No quieres ir por un café?

lunes, 6 de abril de 2015

Efímero

Nunca había estado en un lugar como este ni en una situación como esta. Escucho susurros de voces cortadas, sollozos asfixiantes y un gotear interminable. Todo aquí es frío, como un polo norte dentro de una pequeña sala. Estoy rodeado y a la vez solo. Mis pensamientos son más fuertes que los murmullos y en mi cabeza hay una voz que me pide a gritos asimilar la situación. Divago en las paredes cremas con una textura peculiar que le da un toque especial a este sitio. Evito hacer contacto visual con la gente para no intoxicarme de esto. Me acerco lentamente a ti, estás envuelta en pétalos, tan bella como siempre. Te observo detrás del cristal mientras vienen a mi mente todo lo que vivimos.

Aquella infancia hermosa en casa de la abuela. Ese recuerdo que nuestra mente hizo eterno. Escondernos en la sábanas y después correr por toda la sala como pequeños caballos salvajes. Crecimos casi a la par, aunque tú siempre fuiste tan vivaz. Tal vez nunca lo dije, pero te admiraba, admiraba tu valentía, el cómo enfrentabas al mundo sin miedo a nada. Yo era mayor que tú, pero indudablemente tú viviste mucho más.

Te sigo observando esperando ver el brillo de tus ojos, el movimiento de tus labios, el serpentear de tu cabello. Básicamente espero un milagro. No soy bueno para las despedidas, así que me iré en silencio sin decir un sola palabra, aunque si pudieras escuchar mis pensamientos, tal vez te darías cuenta de lo mucho que te quiero. Me estoy alejando de ti. No te preocupes, guardé una fotografía en mi mente para no perderte. Veo a quienes te quieren y un escalofrío recorre mi cuerpo una, dos, tres veces como una descarga eléctrica. Un poco de tristeza se convierte en sonrisas, debe ser la deshidratación. En este momento sigo creyéndome fuerte como el acero, aunque te juro que con un simple abrazo me quiebro más rápido que un carrizo.

Ahora quiero regresar y darte las gracias por haberme apoyado aquella mala temporada de mi vida. Y es gracioso ver cómo el ser humano nunca dice lo que realmente siente hasta que ya es tarde. Debí de haberte aprendido un poco más, tú nunca callaste nada. Creo que todos los días se aprende algo nuevo. Y lo que a veces parece un final, puede llegar a ser un nuevo comienzo. A fin de cuentas, somos tan efímeros como el tiempo. Te quiero.